
Estudiando juiciosamente esta declaración podemos
concluir que las reivindicaciones estudiantiles y populares de hace cuarenta y dos años, siguen vigentes
para el momento presente. Es más, se ha agravado la situación para las luchas
estudiantiles actuales ya que los puntos de lucha que en la época avizoraba el
movimiento juvenil, fueron aplicados metódicamente a través de los años por los
gobernantes de turno.
Las organizaciones firmantes de esta declaración hacen
público su respaldo a la juventud y a los estudiantes de Colombia que, desde
hace más de cuatro meses y en todo el país, vienen adelantando un valeroso y
masivo movimiento sin precedentes en nuestra historia.
La importancia de este movimiento consiste
especialmente en que ha ubicado a sus verdaderos enemigos, a los enemigos del
pueblo colombiano: el imperialismo yanqui y sus lacayos, la gran burguesía y
los grandes terratenientes; y contra ellos ha marchado en formación de combate,
apuntando y dando en el blanco certeramente. La claridad en el objetivo y la
decisión de lucha han hecho posible que en esta batalla participen ampliamente
los universitarios de toda Colombia, los estudiantes de secundaria, los
profesores y sectores progresistas de las directivas universitarias, y que el
movimiento recoja el respaldo incondicional de los obreros, de los campesinos y
del resto del pueblo.
Grande es también la educación revolucionaria que las
masas estudiantiles imparten con sus luchas a toda la sociedad colombiana; al
señalar la verdadera raíz de todos nuestros males presentes, contribuyen a
desarrollar la conciencia anti-imperialista, y prestan un apoyo valioso a la
lucha del pueblo colombiano contra el imperialismo yanqui y sus clases
dominantes.
Los estudiantes luchan porque se establezca una nueva
educación en Colombia y exigen el cambio en tres aspectos fundamentales: que la
educación sea nacional, es decir, que sirva a los intereses de la nación y no a
los intereses de los imperialistas yanquis; que la educación sea científica, es
decir, que busque la verdad en los hechos y contribuya al desarrollo de la
ciencia en todas las ramas del conocimiento, y no una educación oscurantista,
ensombrecida por la superstición, el idealismo y la religión, como ha sido
tradicional en Colombia; y, finalmente, el estudiantado exige que la educación
sea de masas, es decir, que sirva y beneficie a las grandes masas populares y
no a la minoría explotadora y opresora. Estas exigencias de la juventud son
respaldadas firmemente por los obreros, los campesinos y el resto del pueblo
las nuevas fuerzas de la sociedad colombiana, que en el terreno de la ideología
y de la educación libran una lucha sin cuartel contra el imperialismo y sus
lacayos, las clases dominantes colombianas.
Las banderas de lucha de la juventud y de los
estudiantes de Colombia enarboladas muy en alto por este poderoso movimiento de
masas, significan una verdadera revolución en el campo de la cultura. Es la
lucha de la nueva cultura nacional, científica y de masas, defendida por los
obreros, los campesinos y el resto del pueblo, contra la vieja cultura
neocolonial, defendida por el imperialismo yanqui, la gran burguesía y los
grandes terratenientes. Es una lucha, por lo tanto, no sólo de los estudiantes,
sino también y fundamentalmente del pueblo colombiano.
El actual movimiento estudiantil ha demostrado una vez
más que el gobierno de Misael Pastrana es un dócil instrumento de los
imperialistas yanquis y de las clases opresoras, y que su papel no se reduce
únicamente a defender los intereses económicos y políticos de los enemigos del
pueblo, sino también sus intereses culturales. Y en este triste papel ha
llegado a fraguar y a perpetrar los más horrendos crímenes: asesinatos de
estudiantes y gentes del pueblo, violaciones de compañeras estudiantes por las
hordas uniformadas, allanamientos y cierre de casi la totalidad de las
universidades del país, detenciones masivas de estudiantes, torturas, estado de
sitio, toque de queda y terrorismo en varias ciudades, negación de los derechos
de expresión, reunión, movilización y manifestación, etc. En su afán por
golpear al movimiento estudiantil ha caído en las más burdas contradicciones.
Después de querer utilizar el Consejo de Rectores para darle un ropaje
demagógico a su contrarreforma fascista de la universidad, desconoce
arbitrariamente la opinión de la mayoría de rectores porque no le era favorable
a sus oscuros propósitos. Y termina por anunciar que el gobierno hará por su
cuenta la reforma universitaria, sin consultar para nada a las fuerzas
integrantes de la Universidad: estudiantes, profesores y directivas.
Pastrana promete una contrarreforma universitaria que
no solamente es la reafirmación de la actual educación antinacional,
anticientífica y antipopular, sino que en muchos de los aspectos señalados en
su discurso del 4 de mayo pasado, significa un escandaloso retroceso. Es decir,
no solamente rechaza en forma altanera y grosera toda la opinión nacional, sino
que promete mayores concesiones al imperialismo yanqui y sus lacayos. Insistió
en que continuarían los préstamos de las agencias financieras yanquis para la
universidad. Amenazó con acabar la Universidad Nacional de Colombia y debilitar
las universidades del Estado en beneficio de las universidades privadas, y
anunció un mayor recorte del presupuesto oficial para la educación pública.
Esta fórmula busca imponer una mayor discriminación a favor de las clases
pudientes y en perjuicio de las clases desposeídas. Es una medida tendiente a
debilitar la base social del actual movimiento estudiantil.
Esta posición recalcitrante y provocadora del gobierno
ha producido mayores rechazos a la política oficial, como el expresado por los
decanos de la Universidad Nacional, quienes sostienen claramente la necesidad
de luchar por la defensa de la Universidad Nacional de Colombia, amenazada por
el gobierno, y manifiestan que la reforma universitaria hay que hacerla
conforme a los planteamientos de los estamentos básicos de la universidad:
estudiantes, profesores y directivas. Por lo demás, las siniestras intenciones
del gobierno han quedado muy claras: imponer a bayoneta y plomo una
contrarreforma universitaria abiertamente opuesta al pueblo colombiano .
En tales condiciones, la batalla continúa, y las
fuerzas populares deben estrechar la alianza con los jóvenes y estudiantes
colombianos, exigir la reforma universitaria revolucionaria en base al Programa
Mínimo de los Estudiantes, exigir la reapertura inmediata de todas las
universidades, exigir la libertad incondicional de los estudiantes y demás
personas detenidas y exigir la defensa de la Universidad Nacional de Colombia y
del resto de las universidades estatales. ¡Nada de vacilaciones en esta hora!
¡El movimiento estudiantil no ha luchado en vano! Aprendamos de sus enseñanzas
y ejemplo y unámonos los obreros, los campesinos y el resto del pueblo en un
gran frente de defensa de la reforma revolucionaria de la universidad,
entendiendo que esta lucha hace parte del gigantesco proceso de la revolución
colombiana.
¡Atrevámonos a luchar y a conquistar la victoria!!!
¡Por una Universidad que sea nacional, científica y de
masas, adelante!!!
¡Viva la unidad revolucionaria de los obreros, los
campesinos y el resto del pueblo!!!
Bogotá Mayo 14 de 1971
Movimiento Obrero Independiente y Revolucionario,
MOIR.
Juventud Patriótica Nacional, JUPA.
Firman también organizaciones sindicales regionales y
nacionales.
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