jueves, 17 de julio de 2014

Palestina y el pueblo israelí derrotarán el sionismo expansionista, testaferro del imperialismo.

Terminada la segunda guerra mundial los pueblos árabes que durante décadas habían sido sometidos por las diferentes potencias imperialistas, iniciaron un creciente movimiento de liberación nacional. Para controlar esta ola incontenible, el Imperialismo Norteamericanos  y sus demás socios en unión con el Sionismo internacional impusieron la creación del “Estado de Israel” el 14 de mayo de 1948, como punta de lanza contra los pueblos árabes. Un día después las hordas sionistas emprendieron una guerra de agresión quemando, asesinando y saqueando todos los poblados de los primitivos ocupantes de estas tierras. Más de un millón de árabes que vivieron durante generaciones en estas regiones, fueron expulsados de ellas convirtiéndolos en refugiados.

Los agresores norteamericanos corrieron enseguida a firmar con el gobierno israelí una serie de tratados para proporcionarles gran cantidad de armamentos y financiación. Esta ayuda se ha incrementado a través de los años de forma ininterrumpida. En 1956 los judíos inician una nueva guerra de conquista de territorios cual ejército hitleriano y que denominaron la Campaña del Sinaí. En sus actividades expansionistas Israel contó con el absoluto respaldo de EEUU, Inglaterra y Francia quienes no solo fueron solidarios con el exterminio del movimiento de liberación de los pueblos árabes, sino la forma de hacer presencia en la región para lucrarse de los riquísimos yacimientos petroleros y aprovechar su estrategia geopolítica.

En 1967 Israel y sus compinches nuevamente desatan otra  guerra de agresión contra los países árabes invadiendo y ocupando la orilla occidental del río Jordán, la Península del Sinaí y otros territorios que totalizaron una extensión de 65.000 kilómetros cuadrados. Esta expedición punitiva fue bautizada con el nombre de la “Guerra de los seis días”. Desde entonces las agresiones de los sionistas contra los pueblos árabes han sido pan de cada día, con el apoyo y beneplácito de los imperialistas norteamericanos. Como era de esperarse sistemáticamente se han negado a devolver los territorios usurpados. 

Los pueblos oprimidos no pueden coexistir pacíficamente con sus opresores, la opresión genera resistencia y rebelión. Las comunidades árabes agredidas y expulsadas de sus territorios no tuvieron otra alternativa que oponer la guerra patriótica a la guerra agresiva y liquidacionista del estado sionista. En 1965 los palestinos bajo el mando de “Al Fatah” crean sus propias milicias. Posteriormente se suman a este propósito el Frente Popular de Liberación Palestino en Diciembre de 1967 y la Organización para la Liberación de Palestina  en Febrero de 1968. Los obreros y campesinos palestinos componen el 65% de este frente de lucha por la patria Palestina. La justa lucha del pueblo palestino se ganó la simpatía de todos los pueblos árabes y los gobiernos democráticos del mundo.   

Para los años 70 no solo fueron los EEUU quienes entraron en la liza por disputarse las esferas de influencia en la caliente área del Medio Oriente. La Unión Soviética y los imperialistas norteamericanos trataron inútilmente de impulsar una “solución pacífica” al problema palestino con el único objeto de desmovilizar las milicias del pueblo Palestino y lograr de este modo la repartija pacífica entre sí y sin problemas, de las esferas de influencia del Medio Oriente. Incluso llegaron a apoyarse en gobiernos reaccionarios como el de Jordania para exterminar las milicias palestinas. Los 2 grandes imperios de la época buscaban servirse de la confusión y las dificultades por las que atravesaban en esos momentos los pueblos árabes para negociar entre ellos a expensas de sus  derechos nacionales con miras a dividirse los importantes lugares estratégicos, los recursos naturales y las áreas de influencia.

La perniciosa influencia en la región de los imperialismos de todas las pelambres y el mantenimiento de un gobierno agresor y militarista como el de Israel, es lo que ha impedido que la situación en el Medio Oriente se resuelva.

Por otra parte el pueblo israelí también se ve afectado por la política expansionista del sionismo en el poder. La intensificación de la agresión sionista para esclavizar a Palestina y otros pueblos árabes, lleva al fortalecimiento de la reacción interna y de los imperialistas, dimanando en la esclavización del pueblo israelí. La relación directa entre la política expansionista en los externo y la política reaccionaria en lo interno, está siendo comprendida cada vez más por amplios sectores del pueblo israelí que, al experimentar por sí mismo la justeza del principio formulado por Marx de que “el pueblo que oprime a otros pueblos no puede ser libre”, hará causa común con los pueblos árabes hasta sacudirse el yugo imperialista y sionista.

Basándose en sus propias fuerzas, el pueblo palestino continuará su lucha por recobrar el legítimo derecho a la existencia nacional y del regreso a sus hogares. La lucha de los pueblos oprimidos por la autodeterminación en su vida interna y por su existencia nacional es apoyada por los otros pueblos del mundo. Innumerables hechos prueban que quien sostiene una causa justa gana amplio apoyo, mientras que quien sostiene una causa injusta carece de apoyo. Un país débil puede derrotar a un país poderoso, un país pequeño puede derrotar a un país grande. Siempre que el pueblo de un pequeño país se levante en lucha, se atreva a rechazar al agresor de igual  manera como este lo agrede,  y tome en sus manos el destino de su propio país, podrá indefectiblemente derrotar la agresión de un país grande. Esa es una ley de la historia.

Compendio de un artículo publicado por el periódico TRIBUNA ROJA No. 8 de Diciembre de 1972.


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